Esta madrugada, en España cambiamos de hora para iniciar el horario de invierno, retrasando los relojes una hora: a las 3:00 horas serán las 2:00 horas. Este ajuste, vigente en gran parte de Europa desde hace décadas, busca aprovechar mejor las horas de luz solar y reducir el consumo energético. Sin embargo, el cambio de hora ha generado polémica por sus posibles efectos sobre la salud y el bienestar, como alteraciones en el sueño y el aumento de estrés.
La discusión sobre la necesidad de continuar con el cambio horario ha sido recurrente, y la Unión Europea, después de varios años de estudios y consultas, decidió en 2019 poner fin a esta práctica. A partir de 2026, cada país miembro podrá optar por mantener el horario de verano o de invierno de manera permanente, eliminando así el cambio semestral.
En España, este debate ha generado incertidumbre sobre si el país debería quedarse en el horario de verano, el cual ofrece más horas de luz al final del día, o en el de invierno, considerado más adecuado para las horas de luz naturales y el ciclo circadiano. Además, el cambio horario plantea cuestiones geográficas, ya que España comparte huso horario con países como Alemania, pese a estar más al oeste.
Este último ajuste de hora en España podría ser uno de los últimos, dependiendo de la decisión final del gobierno y de los estudios que aún se están realizando sobre los beneficios y consecuencias de cada horario. Mientras tanto, los ciudadanos ajustan una vez más sus relojes, con la expectativa de un futuro sin cambios horarios, en el que el país elija una opción definitiva que equilibre mejor la vida diaria y el aprovechamiento de la luz solar.