Este fin de semana marca el inicio del cambio de horario de verano, programado para la madrugada del sábado al domingo, el 31 de marzo. Se recomienda avanzar los relojes, ya que a las dos de la madrugada se convertirán en las tres. Este ajuste horario permanecerá vigente hasta el último fin de semana de octubre, cuando regrese el horario de invierno y debamos retroceder una hora (de las 3 a las 2 a.m.).
Este cambio cumple con la Directiva Europea 2000/84/CE, aplicada en todos los Estados miembros de la Unión Europea (UE). Aunque el tema de abolir estos cambios estacionales ha sido discutido en legislaturas anteriores, no está actualmente en la agenda legislativa.
El último informe sobre el cambio de horario, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), fue elaborado por la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo en 2018. Este informe señala que si bien los cambios de hora pueden generar ahorros de energía en iluminación, los beneficios son marginales y no universales entre los Estados miembros.
En cuanto a España, el IDAE menciona que el último análisis data de 2015 y no tiene en cuenta el contexto actual de eficiencia energética y nuevos comportamientos como el teletrabajo. Por lo tanto, sugiere que hay otros mecanismos más relevantes para lograr ahorros energéticos, como la adopción de tecnologías más eficientes y prácticas de ahorro energético en el hogar y en el trabajo.
El cambio de hora en Europa se remonta a la década de 1970, en respuesta a la crisis del petróleo, con el objetivo de ahorrar energía. Aunque hubo un impulso para abolir estos cambios de horario en 2018, aún no se ha llegado a un consenso en la UE.
En España, el cambio de hora seguirá realizándose hasta al menos 2026, ajustándose cada última madrugada de octubre y marzo. Sin embargo, no se prevén cambios precipitados en los husos horarios hasta que haya un consenso claro y se comprendan completamente las implicaciones económicas y culturales de dicha medida.