Cuando era joven, en plena movida madrileña, lo de bajarse al moro se convirtió en un clásico. Incluso se hizo una película que en su día fue un éxito. Muchos viajaban a Marruecos por necesidad, ya fuera para costearse sus adicciones o simplemente para buscarse la vida. Otros, menos necesitados, también bajaban al moro por la experiencia, para hacerse el “enrollao” o para contar anécdotas que te hacían quedar bien o incluso te garantizaban algún ligue. Pero aquello de traerse substancias ilícitas escondidas en el coche o incluso en algunos recovecos anatómicos en los que el sol nunca brilla tenía su riesgo. A muchos no les paso nada o no pasaron de un buen susto. Pero algunos acabaron muy mal.
Como muy mal puede acabar la bajada al moro de Sánchez. O, mejor dicho, del señor Pérez-Castejón, Presidente del gobierno de España. De nombre Pedro Sánchez. Tal como figuraba en el rótulo de su mesa en alguna conferencia de prensa en Rabat. Es que, entre la bandera española puesta al revés y el rótulo con su nombre, parece claro que los marroquíes le han cogido el gusto a pitorrearse de Sánchez. A mí, eso de que a este personaje le tomen por el pito del sereno me haría hasta gracia, si no fuera porque, por alusiones, el cachondeo me acaba afectando. Me gusta mucho Marruecos y tengo buenos amigos marroquíes, pero oye, a reíros de vuestros queridos padres.
Lo que pasa es que el señor Pérez-Castejón se empeña en hacer el ridículo cada vez que trata con el reino Alauí. España tiene un gran activo para tratar con Mohamed IV, que es quién manda en el moro, y se llama Felipe IV. Al rey de España se le respeta en el Mundo entero y, en particular, al sur de Gibraltar. Pero este vendedor de Sepu que se cree Pedro Sánchez I, se empeña en arrinconar a nuestro Rey, para jugar al monarca. Y pasa lo que pasa, que acaba haciendo el payaso.
El payaso o peor, porque todas sus decisiones con Marruecos nos hacen pensar que actúa bajo algún tipo de coacción. Nadie puede ser tan torpe. Nadie puede ceder tanto a cambio de nada. A los podemitas, a los golpistas y a los amigos de la ETA les da lo que le piden, pero a cambio le mantienen en el poder. Pero Marruecos no le da nada a cambio de sus constantes bajadas de pantalones. ¿Qué tendrá el moro para hacerle bailar al señor Pérez-Castejón? ¿Por donde lo tendrá cogido, que hasta en Bruselas hace que sus eurodiputados voten en contra de los demás socialistas europeos y junto con los diputados de Le Pen, para evitar condenar a Marruecos? ¿Qué sabrá Maroc Telecom, para que cambie por motu propio la política exterior de España, sin informar al Congreso y en contra de la opinión de sus socios?
No sé que me sienta peor: el cachondeo que se traen los marroquíes con mi país, el ridículo que hace Pedro Sánchez I, jugando al monarca, o que este personaje se dedique a destruir la reputación internacional de España para cubrir su recoveco anatómico donde nunca brilla el sol.
¿Qué tendrá eso de bajarse al moro, que siempre se acaban exponiendo al sol esos recovecos que deberían permanecer en la sombra?
El Circo Continúa…
José Luis Vilallonga
@JoseVilallonga