Cuando Dios creó a Adán le explicó que todo el Paraíso era para su uso y deleite menos la fruta del árbol prohibido. Luego la Serpiente le convenció a Eva de que probara la fruta prohibida. Luego Eva le dijo a Adán que compartiera la fruta prohibida con ella. Luego apareció por allí el Creador que había asistido a toda la escena y hasta hoy.
¿Alguna vez se han preguntado ustedes en que idioma tuvieron lugar todas esas conversaciones? Pues no fue en inglés barriobajero, por mucho que se empeñe Bob Dylan en su gran canción “Highway 61 Revisited”. Todas esas conversaciones tuvieron lugar en vascuence, vasco, euskera o euskara, según prefieran. Eso no lo digo yo. Eso lo afirmó en el siglo XVIII el muy erudito jesuita Padre Larramendi. Algunos, y esos sí que son irreverentes, se atreven a afirmar que en el Edén se hablaba Gallego – y eso tampoco me lo invento yo. Pero por allí no paso. Eso no se lo cree nadie. No me puedo imaginar a la Serpiente siseando con acento de Ourense. En cambio sí que me imagino a la Serpiente hablando con la voz de Chapote. Por algo la serpiente es el símbolo de los etarras.
Lo que yo no me explico es por qué nadie se pone de acuerdo para ponerle nombre al idioma del Creador. Me pregunto por qué razón se le llama de manera diferente dependiendo de si uno es de Vox o de Bildu. Extraño. Cómo también es extraño que en el Paraíso haya elecciones. Porque digo yo que si en el País Vasco se habla el idioma del Paraíso será que el País Vasco es el Paraíso. Y, francamente, no veo la necesidad de elegir a un jefe en el Paraíso. Allí ya se sabe quién manda.
No andaba muy equivocado aquel gran pensador, precursor de Alfred Rosenberg, que fue Sabino Arana cuando eligió el Domingo de Resurrección cómo día de la Patria Vasca, una fecha cargada de símbolos y connotaciones paradisiacas. Seguro que Alguien le soplaría – o sisearía – la idea. No sabemos si en vascuence o en euskera.
El domingo de Pascua pasado fue un día de la Patria Vasca especial por ser pre electoral.
Los jatorras del PNV subieron al púlpito para pronunciar sus homilías. Y si creen que ahora el irreverente soy yo, o que exagero, les ruego que escuchen las grabaciones de los discursos. Falta el órgano. Allí estaba el txapeldun de engullidores de cuajadas, bien brillante de mofletes y calva, para explicarnos, con unas tonalidades que nada tenían que envidiar a las del padre Larramendi, que no se puede votar a Bildu porque “es imposible cambiar tanto en tan poco tiempo”. Parece que la memoria, histórica o no, no es una de las características de los habitantes del Paraíso. Tampoco fue hace tanto la moción de censura a Rajoy.
Pero todo cambia. Incluso en el Paraíso. Los jatorras se adaptan a los tiempos modernos y presentan un candidato maqueto. ¡Qué osadía la suya! Esperemos que generaciones en el Edén hayan transformado a ese descendiente de raza impía y blasfema. Esperemos que algo de la pureza y la inocencia euskaldun, o vasca, o vascongada, haya desteñido sobre aquella infeliz criatura.
Lo que no cambia es la alegría y la ilusión de la juventud. No hay más que ver la foto del público que asistió al acto de Bildu. ¡Caras simpáticas donde la haya! Amplias sonrisas y francas miradas afrontan con alegría y optimismo un futuro prometedor. Uno ve la foto y podría confundir el acto de la serpiente con unas Jornadas de la Juventud. ¡Qué invitación a compartir el alborozo y la ilusión de los jóvenes habitantes del Paraíso! ¡Cómo brillan esos ojos bajo esos flequillos de ratón!
Porque, queridos lectores, algo se mueve en el Paraíso. Por primera vez existe la posibilidad de que en el Edén mande la Serpiente. Eso sí que sería una primicia Urbi et Orbi.
No es que yo lo desee, por supuesto. Pero un ratito, aunque solo fuera por verle la cara a los monaguillos jatorras y a los impíos sociatas. Un ratito no digo yo que no me haría gracia.
El Circo Continúa…
José Luis Vilallonga
@JoseVilallonga