Me acabo de enterar que soy un excluyente. Sí, sí, no se rían. No se rían porque ustedes también son unos excluyentes. Al menos si ustedes – cómo espero que hayan hecho – fueron a manifestarse ayer. Pero no se preocupen, no estamos solos. Nos acompañan cientos de miles de otros excluyentes que ayer también se pasaron por Cibeles y aledaños. Ayer, mientras navegábamos por aquel mar de banderas españolas, uno de mis compañeros se inventó una nueva unidad de medida: el “Bernabeu”. Según este amigo, ayer había entre dos y tres Bernabeus de manifestantes. Entre doscientos y doscientos cincuenta mil excluyentes. No tengo datos para corroborar tal cifra, pero, a ojo de mal cubero, no me parece muy alejada de la realidad.
Son muchos excluyentes. Supongo que casi todos estos excluyentes también serán tarbenarios. Es que los socialistas y sus socios se caracterizan, entre otras muchas cosas malas, por insultar a los que no les siguen las milongas. Deben de pensar que es una buena manera de convencer a la gente de que les voten. A mi me parece una buena táctica. Qué sigan así.
Si Sánchez nos considera “excluyentes”, supongo que será porque se considera él mismo un excluido. Desde luego, ayer tenía toda la razón, nadie de los presentes incluiría a Sánchez o a alguno de sus secuaces en ningún plan. Esperemos que Sánchez siga teniendo razón y que a finales de mayo él y su banda queden excluidos de todos los ayuntamientos y comunidades autónomas de España. Es que Sánchez tiene más razón que un santo, somos excluyentes y queremos excluirle a él y a sus socios.
La manifestación de ayer fue un éxito. Un éxito de moderación, un éxito de civismo, un éxito de madurez política, un éxito de responsabilidad ciudadana y un éxito de convocatoria. No se presentó ningún ultra –al menos yo no lo vi – para regalarle una foto a los progresistas sanchistas, quitando alguna cruz borgoñona aquí y allá. ¿Qué le tiene que pasar a alguien para un buen día decidir que, en 2023, lo suyo es ser carlista? Lo único que, a mis ojos, no fue un éxito fue la edad media de los excluyentes. No habría venido mal un Bernabeu de jóvenes. En fin, supongo que la “play”, no deja tiempo para cosas marginales, como defender nuestras libertades. Una pena.
Al dejar la manifestación, mi amiga Luli le preguntó a un policía allí presente cuanta gente estimaba él que había asistido al evento. “treinta y dos mil personas, señora”, le contestó el agente, con seguridad. Nos pareció extraña tanta precisión. ¿Por qué no treinta y dos mil quinientos? Lo entendimos al llegar a casa, cuando la versión oficial declaró que treinta y dos mil personas habían asistido al acto. ¿Coincidencia, o es que los secuaces de Sánchez ya habían decidido de antemano la versión oficial? Extraño.
También nos extrañó que, durante la duración de la manifestación nuestros móviles quedaron desconectados, No entraban ni salían llamadas o mensajes. ¿Otra coincidencia, o es que alguien intentó impedir que salieran imágenes hacia el Mundo exterior, atrayendo así más participantes, animados por el éxito? Extraño también.
En cualquier caso, queridos excluyentes, lo de ayer fue un buen aperitivo, antes de las elecciones de mayo. Espero que nuestros políticos tengan la inteligencia de seguir aplicando presión a los excluidos, y que no pierdan de vista su objetivo peleándose entre sí. El objetivo es excluir a Sánchez y a sus secuaces,
El Circo Continúa…
José Luis Vilallonga
@JoseVilallonga