Nunca en los tres años largos de vida del Circo Continúa habían transcurrido tantos días sin la publicación de un artículo. Creo que es el resultado del profundo estado de melancolía en el que me ha dejado el resultado de las últimas elecciones generales. Un estado de tristeza y desinterés que ni siquiera me deja percibir el lado risible de nuestra fauna política. Una depresión que ha matado hasta las ganas de burla y choteo que eran una de las características de este Circo. Una melancolía que se instala cuando ves que ya ni siquiera son necesarias nuevas mentiras para justificar engaños pasados; cuando constatas que las fechorías futuras se anuncian ya sin tapujos, sin ni siquiera la necesidad de recurrir al trilerismo de la Moncloa; cuando entiendes que la más burda propaganda cala más hondo que los hechos constatables; en fin, cuando te das cuenta que han ganado a pesar de la verdad, a pesar de los hechos, a pesar de …
El inicio de la novela de Victor Hugo “Notre Dame de Paris” nos coloca en plena fiesta de los locos. La fiesta de los locos tenía lugar, en el medievo, durante los tres días que seguían la Navidad y terminaba el Día de los Inocentes. Durante aquellos días se desataba una locura en la que los pobres ejercían de ricos y los ricos hacían de pobres, los sirvientes y esclavos eran los amos mientras que sus amos pasaban a ser sirvientes y esclavos, los villanos se convertían en policías y los representantes de la Ley se tornaban ladrones. Al final de aquellos tres días caóticos el pueblo elegía papa de los locos a un diacono. Debía de ser una fiesta muy divertida aunque supongo que nadie perdía del todo el norte. Imagino que los de abajo nunca olvidaban que su poder tenía un límite temporal al cabo del cual sus amos les darían una buena tunda si se pasaban de la raya.
Nuestro querido país acaba de iniciar su propia fiesta de los locos en la que, a diferencia de la que nos narraba Victor Hugo, no existe ningún límite temporal porque los de abajo ya han entendido que no les espera ninguna tunda al finalizar la fiesta. Se han dado cuenta que esta fiesta de los locos no tiene final. En esta España surgida del 23J los perdedores son ganadores y los ganadores son perdedores, los vendepatrias hacen de salvapatrias y los enemigos de España acuden al rescate del gobierno de España. Todo refrendado por las urnas.
El PP pasea con cara de perro apaleado después du su victoria rotunda en las urnas, implorando una audiencia con el perdedor Sánchez. El PSOE proclama su victoria urbi et orbi cuando ha sido claramente derrotado y se permite desdeñar al PP, avalado por el treinta y tres por ciento de los españoles, mientras corteja a partidos minoritarios antisistema. El bravucón de Don Pelayo, vencedor de mil batallas, aliado del Apóstol Santiago, deambula, grogui, buscando a quién culpar de sus propios errores. Los comunistas exultan por la pérdida de seiscientos mil votos, mientras el virus podemita ya ha empezado su labor destructiva interna. Los jatorras del PNV se jactan de haber detenido al fascismo, mientras asisten a propia agonía, que este Circo lleva tres años prediciendo. Los golpistas catalanes reafirman la voluntad de independentismo de su pueblo, cuando su electorado apenas representa ya el veintiocho por ciento de los catalanes
Pero lo mejor de esta fiesta de tarados es la vuelta del valiente almogávar Puigdemont que, después de haber huido de España escondido en un maletero, está esperando la llegada del falcon que le devolverá a Barcelona, triunfante. Triunfante pese a no representar más que el trece por ciento de los catalanes. Pero ¿a quién le importan los detalles? Solo él habla en nombre de todos los catalanes. Solo él sabe lo que quieren los catalanes. Y solo él va a conseguir lo que quiere, ya sea o no lo que buscan los catalanes, porque solo él puede facilitar el triunfo de Sánchez. El futuro de España depende de un tipo que odia España y la quiere destruir.
Los únicos que no participan de esta fiesta de los locos, los únicos cuerdos, son los amigos de los etarras. Estos ni mienten ni simulan. Estos ya saben que en poco tiempo serán dueños del País Vasco. Entonces, a lo mejor veremos a Txapote de portavoz en Ajuria Enea.
Esta fiesta de los locos hasta tiene su propio tuerto. No se trata de Quasimodo sino de Junqueras. Para el caso no son muy diferentes. Este es el rostro de nuestra nueva España, el de Junqueras/Quasimodo haciendo muecas siniestras a través de un ventanuco.
El Circo Continúa
José Luis Vilallonga
@JoseVilallonga