Dicen los exegetas del Rock and Roll que la célebre canción de los Beatles “Lucy in the Sky with Diamonds” es una oda al LSD, no solamente por el mundo alucinógeno que describe su letra sino porque las iniciales de las palabras del título disimulan la palabra LSD. John Lennon siempre dijo que la canción había sido inspirada por un dibujo de su hijo pequeño y que no tenía nada que ver con ningún ácido. No sé cual es la verdad. Solo sé que es una gran canción.
Ahora nos llega una versión gallega del clásico de los cuatro de Liverpool, se llama “Yoli en el Horizonte con Bucles”. Esta es más chunga que la original. Exegetas abstenerse. No busquen sentido oculto en su titulo. Igual que en el resto de las palabras pronunciadas por la Barbi Boba, no lo tienen. Quizás la Barbi lisérgica se haya inspirado de los mundos absurdos del Dadaísmo, pero dudo mucho que le llegue la cultura hasta allí. El mundo de Barbi es muy simple.
Aunque quizás podamos sacar una conclusión de todas estas declaraciones de la Barbi Comunista: tiene afición. A la Barbi Colgada le van los alucinógenos. Ahora entendemos muchas cosas. Cuando nos hablaba de los ERTES, se había metido un micropunto. Cuando se abalanza sobre el pobre presidente de la CEOE, es que estaba en pleno sudidón del tripi. Sus elucubraciones sobre el “concepto de matria” proceden de los efluvios del peyote. Sus alucinaciones sobre multimillonarios intergalácticos no son más que el producto de la mezcalina. Sus recientes divagaciones sobre el horizonte son reminiscencias de su último pasote. En la cabeza de Barbi reina la nube púrpura de Jimi Hendrix. Barbi se cree el conejo blanco de Jefferson Airplane. Cómo la Sugar Magnolia de Grateful Dead baila descalza bajo un sauce llorón. Es el arcoíris de los Rolling Stones. Pero que tenga cuidado la Barbi Alucinada, la droga es peligrosa y podría acabar, cómo Syd Barrett, el genial fundador de Pink Floyd, encerrada en un manicomio. Me la imagino sentada en el suelo de un pasillo del López Ibor, meciendo una muñeca de la Pasionaria con una canción de cuna sobre los ERTES.
Lo que parece evidente es que el jefe de Barbi, el Ken Trilero, es muy malo, y utiliza los vicios de la Barbi Boba en su propio interés. Cada alucinación de la Barbi Psicodelica es para el trilero un señuelo que desvía nuestra atención. Por eso este artículo trata de estas estupideces en vez de hablar de la amnistía a los golpistas catalanes.
En fin, les deseo un buen domingo. Y olvídense de los tripis, que ya no tenemos edad.
El Circo Continúa…
José Luis Vilallonga
@JoseVilallonga