Show us you care, rogaban las portadas de los periódicos ingleses en los días que siguieron la muerte de Lady Di. La monarquía inglesas estuvo al borde del precipicio por no escuchar el clamor de los ingleses. No importaba que la Reina estuviera en lo cierto o no. Solo importaba la apariencia frente al pueblo. Tony Blair tuvo que emplearse a fondo para convencer a los Royals de que pusieran la bandera de Buckingham a media asta y bajaran a la calle a solidarizarse con el dolor de sus súbditos.
En los últimos días, algunas cosas han despertado mi inquietud. Todo empezó hace un par de semanas con la declaración victoriosa y lacrimosa de Yoli, informándonos que por fin podíamos ser felices porque, después de una ardua lucha contra el fascismo, había conseguido quitarle la medalla del trabajo a Franco. Yoli terminó su perorata con las palabras “nunca más”. Extraña elección de palabras pensé. Curiosas connotaciones, me dije.
Pocos días después, en una de las raras ocasiones en las que veo la televisión en abierto, la sexta anunció el próximo estreno de un documental sobre el desastre del Prestige.
¿Coincidencia? Quizás. Es normal que en el vigésimo aniversario de aquella catástrofe, se publiquen artículos o se hagan reportajes. Lo que es menos normal es que, coincidiendo con ese aniversario, Yoli elija las mismas palabras que formaban el slogan que se usó en aquel momento para atacar al gobierno de Aznar. Y lo que parece evidente es que un documental producido por la sexta, será todo menos imparcial.
El domingo pasado, ¿quién estaba encabezando la manifestación en defensa de la sanidad pública/anti Ayuso? Pedro Almodóvar. El gran cineasta está en su derecho de manifestarse y de defender sus ideas. Faltaría más. Solo que… La última vez que le oí a Almodóvar manifestar su opinión política, fue en los terribles días que siguieron los atentados del 11M, cuando declaró que sabía de buena fuente que el gobierno de Aznar preparaba… ¡un golpe de estado!
¿Déjà vu?
Los tres grandes frentes propagandísticos de la izquierda contra Aznar fueron, el hundimiento del Prestige, el trasvase del Ebro y la participación en la guerra de Iraq. El principal escaparate de las protestas anti Aznar era el “Clan de la Ceja”, encabezado por Almodóvar. Unos de los grandes frentes anti Rajoy fueron los supuestos atentados de su gobierno contra la sanidad pública.
Parece evidente que la izquierda está desempolvando su artillería mediática. No sé si será para tapar la amnistía encubierta a los golpistas separatistas catalanes, si será una preparación a las próximas elecciones locales o si será una combinación de ambas. Lo que sí está claro es que el objetivo es Isabel Díaz Ayuso, la gran vencedora de las elecciones madrileñas de hace año y medio.
Yo no soy asesor político. No soy nadie para dar consejos. Pero creo que Ayuso debería analizar la reacción de Aznar a los ataques que sufrió hace veinte años. Una simple foto de Aznar vestido con un mono blanco, pisando una playa gallega y abrazando a una marisquera arruinada, hubiera desactivado la campaña del “Nunca Mas”. Una foto dándole la mano a Zapatero en la escalinata de la Moncloa una hora después del atentado de Atocha, antes de entrar a abordar la situación conjuntamente, hubiera desactivado de golpe toda la campaña socialista sobre las mentiras del gobierno.
Aznar eligió hacer lo contrario. Eligió la arrogancia. Eligió ignorar y ningunear a la oposición. Se escudó tras su mayoría absoluta, pensando que la opinión de los votantes era inmutable. Se equivocó al pensar que a la gente no le importa ser ninguneada o ignorada. Y a pesar de una buena gestión, a pesar de su mayoría absoluta, su error de juicio nos llevó a ocho años de Zapaterismo.
Isabel Díaz Ayuso está a tiempo de evitar los mismos errores, pero me temo que, por el momento, su actitud se acerca a la soberbia de Aznar. Alguien debería recordarle a Ayuso que no debe dar por sentado su magnífico resultado electoral de hace año y medio. Las cosas cambian. La gente cambia.
Yo no sé si la huelga en la sanidad pública es política o tiene fundamento. No sé si la sanidad en Madrid es mejor que en otras comunidades dirigidas por el PSOE. No sé si la manifestación del domingo solo era una patraña anti Ayuso o si algunos de los muchos miles de manifestantes eran sinceros. En realidad, eso no importa. Lo que importa es que Ayuso baje a la arena y escuche las dolencias y reclamaciones de los sanitarios, ciertas o no.
Lo que de verdad importa es que muestre interés y demuestre que está afrontando el problema. Así desactivará la campaña de la izquierda.
Ayuso debe ponerse un mono blanco e ir a visitar las playas gallegas. Debe abrazar a Zapatero en las escaleras de la Moncloa. Debe bajar a la calle a solidarizarse.
Solo así volverá a arrasar en las elecciones de la Comunidad de Madrid. Y necesitamos que arrase.
Show us you care.
El circo continúa…
José Luis Vilallonga
@JoseVilallonga