En Madrid estamos buscando presidenta que tenga experiencia política previa sin tacha, puesto que es sabido por todos que no es cierto que el poder corrompa al gobernante, tan solo amplifica el reflejo de cómo es y además lo hermana con la avaricia.
Presidenta si, porque está más que demostrado aquello de que los gobiernos liderados por una presidenta son más eficientes en su responsabilidad y más cercanos a las necesidades de su sociedad.
Es indispensable que cuente con una amplia predisposición ante el diálogo, que sienta empatía por los contrarios y una gran capacidad de negociación en positivo, con el objeto de formar un gobierno que será fruto de unos resultados electorales de mayo que, sin lugar a dudas, van a estar profundamente estratificados.
Se busca una presidenta que sea valiente, no temeraria; que sea el paradigma del buen humor contagioso, no de la ira infecciosa; que sea sentido común frente a la sinrazón; que no caldee con subterfugios ni lo público ni lo privado.
Buscamos presidenta con urgencia, de suficiente y reconocido liderazgo que permita, al gobierno de Madrid, afrontar los dos retos que se presentan de aquí al 27 y que, o bien son enfocados con ubérrimo talento y decisión, o bien nos lastrarán por lustros. Estos dos grandes retos están intrínsecamente relacionados entre si: el primero consiste en de una vez resolver un problema ya enquistado, en Madrid hay un 35% de menores de 25 años que no tiene trabajo, así es imposible su desarrollo personal, así es imposible nuestro desarrollo social. El segundo, no por obvio está reconocido, y es que se está volviendo a fomentar una burbuja inmobiliaria descontrolada que explotará, al igual que lo hicieron las anteriores, salvo que se remedie el acceso de la demanda a la financiación sostenible.
En la resaca del si es si, necesitamos a alguien que también sepa decir no, y no puede ser tan difícil, buscamos presidenta, no una perra verde.
Esto tan solo es la opinión indiferente de Siul Orebuy.
El Gran Siul Orebuy