Paco era defensa central de la Arandina. No era muy técnico pero era un portento físico. Él soñaba con jugar en primera, pero estaba condenado a la segunda B. Un día fue al registro civil y Paco se convirtió en Paca. Una jugadora cuyo físico arrollaba a casi todas las futbolistas. Los equipos de primera femeninos se pelearon por fichar a Paca, una defensa central que ofrecía garantías ante las delanteras más débiles y más lentas. Paco cumplió su sueño de jugar en primera. Solo que, al poco tiempo, los equipos de primera femeninos se llenaron de ex Pacos y, frente a sus ex compañeros, Paco ya dejó de marcar diferencias. Los equipos dejaron de fichar a jugadoras que no fueran ex jugadores. El futbol femenino se acabó.
Hey, Paco, date un paseo por el lado tonto.
Du, dudu, dudu, dudududu, dudu, dudu, dudududuuu.
Pepe era un buen tío, pero a veces se le iba la mano con las copas. Y cuando se le iba la mano con las copas, se le iba también la mano con María, su pareja. Nada grave decía Pepe. Un empujoncito de vez en cuando. Y María callaba. Es que aguanta mal el alcohol, pensaba la pobre. Hasta que un día, a Pepe se le fue de verdad la mano con las copas. Y con María. El puñetazo la tiró hacia atrás y se golpeo la sien contra la esquina de la mesa. A Pepe ya no se le iría nunca más la mano con María. Pepe entró en pánico, la ley de Violencia de Género le condenaba a años de cárcel. Entonces Paco fue al registro civil y Pepe fue Pepa. Adiós al agravante de violencia de género. Y la violencia de género desapareció del Mundo.
Hey, Pepe, date un paseo por el lado tonto.
Du, dudu, dudu, dudududu, dudu, dudu, dudududuuu.
Manolo era un asesino y un violador. Un tipejo violento y peligroso. Un día lo trincó la pestañí y le cayeron treinta años. Treinta años en el trullo poblado de tipos más violentos, más peligrosos y más fuertes que Manolo. A Manolo le esperaba una vida peligrosa, llena de palizas, violaciones y otras vejaciones habituales de los programas de reconversión social de adentro. Manolo fue al registro civil y él se convirtió en ella. Manola fue a la cárcel de mujeres donde la vida era más placentera. Pero pronto todos los presos se enteraron del chollo y aparecieron por el tranquilo patio de la cárcel de mujeres. Entonces todas las presas se hicieron presos y se mudaron a la cárcel de hombres que había quedado vacía, a que las dejaran en paz.
Hey, Manolo, date un paseo por el lado tonto.
Y la pandi de O sea tía, cantaba:
Du, dudu, dudu, dudududu, dudu, dudu, dudududuuu.
(pequeño solo de saxo para terminar)
El circo continúa…
José Luis Vilallonga
@JoseVilallonga